"QUIERO SER MAYOR"
A nadie le cabe la menor duda: es mejor cumplir años que no hacerlo. Sin
embargo, es una razón que no consuela y llega un momento en el que soplar
velas, no hace tanta ilusión.
Vamos a sincerarnos: sí, hacerse mayor fastidia.
¿A quién no le gusta sentirse lleno de energía pensando que tiene toda
la vida por delante? (o por los lados) ¿Con la piel tersa y el cabello
brillante? (O con el cabello sólo) ¿Estar de fiesta toda la noche y levantarse
como una rosa habiendo dormido una hora? Es muy difícil encontrar una fórmula
que compita con todas estas cuestiones, así que no voy a perder el tiempo
intentando encontrarla: no existe.
Eso sí, como nadie puede hacer nada frente al paso del tiempo será mejor
aceptarlo (pero de verdad) y tratar de adoptar una actitud que te haga cumplir
años con alegría.
Si tenemos en cuenta que
los primeros 40 años de la infancia son los peores y que sentirse joven es una
cuestión que tiene que ver con la fe (con la fe-cha de nacimiento) entonces estamos
en la edad perfecta para quedarnos con la culpa, no con las ganas, porque nuestra
mejor edad (os lo aseguro) es la que tenemos ahora, sea cual sea, ni un segundo
más ni un minuto menos.
Yo tengo claro que mi
edad no define mi madurez al igual que mis notas no definieron en su momento mi
inteligencia: cuando, con 13 años, mi madre me dijo que saldría cuando
cumpliese los 15 y al cumplir los 15, me dijo que con 18 podría hacer lo que
quisiera, yo ya sabía que llegada esa fecha me diría: “Mientras vivas en esta casa, harás lo que yo diga”.
Y es que ¿qué necesidad
tenemos los seres humanos de querer cumplir años? Cuando era pequeña, ansiaba
la libertad de ser mayor y ahora que lo soy, deseo la ignorancia de cuando era
niña. En serio, las 3 palabras que odiaré toda mi vida: “Quiero ser mayor”. Yo me habría quedado en mi infancia y con lo
que teníamos entonces, no como los niños de ahora que tienen iphones, tablests,
ipods… A su edad yo sólo tenía piojos y era la mar de feliz.
Y es que, en mi caso, el
desprecio por la diferencia de edades comenzó el día que se me acercó una chica
algo mayor que yo:
-Oye
¿cuántos años tienes?-me preguntó.
-15
¿y tú?
-¡Buahhh!-soltó
riendo a mandíbula batiente-¡Qué pequeña! Yo tengo 18.
-Discúlpame
ancestro fósil, testigo de los dinosaurios, nieta de Tutankamon…-(¡No te
fastidia la tía!)
-Y
¿qué vas a ser cuando seas grande?
-Pues
según mi padre, un problema menos.
Y
es que la forma de pensar de los hombres, por raro que parezca, no tiene nada
que ver con la nuestra. Veréis:
El
hombre, ese curioso ser que durante sus primeros 9 meses de vida quiere salir
del útero, y el resto de sus días intenta entrar a él, a medida que cumple
años, se convierte en un individuo que manifiesta su profundo deseo de ser
diferente, vistiéndose igual que el resto de sus congéneres. Al principio,
durante su juventud (esa enfermedad que se cura con el tiempo) le encanta la
idea de la soltería, porque puede subirse a la cama por cualquiera de los dos
lados, pero como no deja de ser un niño inflado por la edad, decide casarse y
así tratar de solucionar entre dos los problemas que nunca hubieran surgido al
estar solos. Y llegan a ese período sin período: el embarazo, la única
excepción que no confirma la regla con el que crean otra enfermedad mortal de
transmisión sexual: la vida que, además de los demostrables efectos emocionales
viene acompañada de un fraude de los derechos humanos: la calvicie. Eso le da
experiencia, que es algo que se consigue cuando ya no hace falta, pero que al
final, le ayuda a aceptar el único método que conocemos para seguir viviendo,
envejecer y acabar convirtiéndose en una persona que cada vez está más cerca de
lo que todos queremos estar más lejos.
¡Buf!
Qué triste me ha quedado todo esto ¿no?
Menos
mal que nosotras tenemos cosas más importantes en las que centrarnos como saber qué clase de hombre
nos gusta dependiendo de la edad en la que nos encontramos. Por ejemplo:
Con
15 años, nuestro mayor objetivo es que sea guapo; con 20 queremos a alguien
divertido; a los 25, viendo lo visto, buscamos a alguien inteligente y, como
eso no nos da de comer, con 30 tiene que ser alguien con dinero. A los 35, si
encontramos alguno soltero, damos palmas.
Mientras que con 40 buscamos a
alguien que sea apasionado, a los 45 lo queremos sensible; a los 50, que se
convierta en nuestro compañero y a los 60 nos conformamos con que esté sano.
Yo
pasé de estar en esa edad en la que las fiestas se mudan de la
discoteca al parque de bolas a esa otra en que te agachas para rascarte la
rodilla y te fastidias la espalda, casi sin darme cuenta.
Pero no todo es malo. Con
la edad vas adquiriendo más habilidades: puedes reír, toser, estornudar y
orinar al mismo tiempo y eso te da experiencia y la experiencia es algo
maravilloso… Te ayuda a reconocer un error cuando lo vuelves a cometer.
La madurez de una persona
realmente aparece cuando tiene que ir al dentista y no se preocupa por cuánto
le dolerá sino por cuánto le costará. Pero primero habrá tenido que vivir las
4 fases por las que se pasa al cumplir los 40:
Negación:
“¿Yo? ¿Cumplir 40? Te has vuelto loco ¿o
qué?”
Ira:
“¡No lo pienso celebrar y punto!”
Extorsión:
“Juro que mañana donaré un órgano, perro
por favor, deja que me quede con 39…”
Aceptación:
“La verdad es que, para la edad que
tengo, no estoy tan mal. Si soy más joven que Madonna”
Y una vez que, nosotras,
las mujeres hemos aceptado eso, es cuando vosotros, los hombres tenéis que andar
con pies de plomo, porque cuando una mujer te pide que adivines su edad es como
decidir si cortas el cable rojo o el azul para que la bomba no explote
-¿Qué edad me echas?-TÚ
preguntas picarona.
-Por tu piel unos 25, por
tus ojos unos 20 y por tu cuerpo unos 18-ÉL contesta concentrado.
-Tú si que sabes seducir
a una mujer…-TÚ comentas ilusionada.
-Calla, que estoy sumando-ÉL
se acaba de ganar la hostia mayor del reino.
Vale que la edad arruga
la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma, porque la risa no tiene
tiempo, la imaginación no tiene edad y los sueños son para siempre y, por
consiguiente, la mejor edad de una persona es cuando deja de cumplir años y
comienza a cumplir sueños. Otra cosa que también ayuda es cuando te encuentras
por ahí con amigas de la infancia, pero las pobres, como están tan viejas,
apenas te reconocen y es que el secreto para mantenerse joven es vivir con
honestidad, comer lentamente... y mentir sobre tu edad.
Sólo te diré una cosa: Creemos que lo que nos va a faltar siempre
es tiempo y no nos damos cuenta que el tiempo pasa… que la vida es aquello que
ocurre mientras estamos ocupados haciendo algo. Pero si vives y respiras…
entonces estás en la edad perfecta para hacer lo que te apetezca. Como yo, que
ahora estoy en esa edad en que, si un día me tratas bien y otro no, yo te mando
a freír espárragos un día sí y el otro también.
¿Que por quien lo digo?
Pues mira… por mi doctora. El otro día fui a su consulta porque me dolía una
pierna y me dice:
-El dolor de su pierna
derecha se produce por su avanzada edad.
Y yo le contesté:
-Eso no es cierto. La
otra tiene los mismos años y no me duele.
-Vamos a ver… ¿cuántos años
tiene usted?-me pregunta.
-46-contesto.
-Pero si hace dos años dijo lo mismo-preguntó incrédula. (¿Acaso me estaba
llamando mentirosa?)
-Para
que vea que no soy de las que hoy dice una cosa y mañana otra.
-Da
igual… Lo importante no es cuantos años cumpla, sino cuantos kilos pese-Que no
sé a qué venía eso, pero a mí ya me estaba empezando a tocar un poquito las
narices.
-Claro…
como usted está en esa edad en que tiene menos años que kilos…
-La
verdad es que todo el mundo dice que llevo muy bien mis 30 años-me soltó
para darme envidia.
-Ya,
y sobre los otros 20 ¿no dicen nada?-¡Zasca!
En fin… que no hay que
preocuparse, la vejez es como una segunda infancia: sin pelos y sin dientes.
¿Conclusión? Aprovecha, ríe, cuídate, vive el momento, no te angusties
por adelantado, deja que las cosas fluyan y exprime cada una de las
oportunidades que se te pongan por delante.
Sí, son los típicos consejos aderezados con una buena dosis de optimismo
que todos conocemos (y que incluso a veces conseguimos llevar a cabo), pero que
no nos quitan los años de encima.
Es lo que hay y te guste o no, sólo hay una cosa cierta: todo esto que
puede ser tan bonito, un día se acaba.
Así que hazlo bonito.
Gracias por este artículo, ja jabido momentos en los que me ha hecho sonreír, otros reir a carcajadas, y otros asentit como una tonta. Estoy de acuerdo en una cosa, la edad no se ve en las arrugas de la piel, sino en la actitud de una persona.. Por eso cuanto mas sonriamos, nos cuidemos y practiquemos eso del "carpe diem" , más jovenes pareceremos.
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