LA PARTE DIVERTIDA DE UN PARTO… ¿EN SERIO?

Náuseas, molestias abdominales, gases, orinar continuamente, dolor pélvico, insomnio, acné, fatiga, cabello facial, encías sangrantes, dolor de espalda... ¡Sí, el embarazo es genial!"

¿Y el parto?

¡Porque el vídeo del parto que muestran en las clases de preparación puede hacer que una película de Quentin Tarantino parezca una de Disney! 
Por mucho que una mujer esté informada de lo que le espera al dar a luz, llegado el momento, hay quien reacciona de forma totalmente inesperada: hay quien llora, hay quien grita y hay quien pierde los papeles.
Recuerdo una vez en que acompañé a una amiga en coche al hospital ya que su marido… no sé si me dijo que dormía como un camaleón o que era un león en la cama…  ¡yo qué sé!... el caso es que la llevé yo. Bien. Sigo. Nos paramos en un semáforo en rojo, al lado de otro coche con cuatro chicos dentro. Uno de ellos, sacó la cabeza por la ventanilla y nos dijo: Ey nenas… ¿qué hacéis esta noche?” Justo en ese momento mi amiga tuvo una contracción y con todo su dolor les gritó: “¡Pariiiiiiiiirrrrrrrr!” Evidentemente los chicos se quedaron a cuadros, sin saber si reír o hacernos de escoltas.
Cierto es que, con el tiempo todas esas cosas se olvidan; si no… ¿cómo te explicas que haya mujeres que quieran tener más de un hijo? Sin ir muy lejos… yo misma.
En las clases de preparación al parto nos advirtieron que, si queríamos que nos pusiesen la epidural, debíamos solicitarla nada más entrar en el hospital; así que, cuando llegué para dar a luz de mi primer hijo, comencé a pedírsela a todo el mundo:
-Por favor… la epidural….
-No… que aún no has dilatado.
-Por favor… ¡la epidural…!
-No… que aún no ha llegado el anestesista.
-Por favor… ¡¡¡la epidural…!!!
-No… que soy la señora de la limpieza.
Verdad verdadera. Me pasó tal cual y literalmente.
Pero es que, durante el segundo parto, en el que di a luz a mi hija, mientras yo no paraba de gritar y mi marido me cogía de la mano, mi madre, para intentar calmarme, me dijo: “Cielo, todo va a salir bien. Respira profundamente. Ya verás como todo esto acaba pronto”. Yo le dirigí una de esas miradas asesinas que sólo alguien en mi situación puede entender y le chillé: ¡Pero, ¿qué dices?! ¡Tú no tienes ni idea de lo que es esto!”… A mi madre… ¡se lo dije a mi madre!… ¿No es gracioso? 

¿Y después qué?

Porque nadie te cuenta que, durante el parto, te reubicarán casi en pelotas sobre una camilla, lo que significa que medio hospital va a ver tus partes... (ya tristemente nobles) al aire. Si encima estás en un hospital universitario, como fue mi caso, además tendrás el honor de ser asistida por una recua de estudiantes que, con muy poco tacto, te toquetearán para sus prácticas. Nadie te explica que si durante una de las contracciones, se te ocurre agarrar la mano de una de esas estudiantes para mitigar tu dolor... ¡ella tendrá todo el derecho del mundo de quejarse porque le estás haciendo daño! ¡Qué va! Nadie te informa que te van a sondar para eliminar todo resto de... "restos" de tu cuerpo para que no le hagas una fontana al ginecólogo al parir (o algo peor). Nadie te dice que del esfuerzo tu ano se destrozará, parecerá como si hubiese explotado y adquirirá el aspecto de una coliflor gigante. 
Siento si lo que cuento te resulta... embarazoso, pero es real y te pasará si vas a ser mamá... Esto va dedicado a esas mujeres que dicen que parir es maravilloso y no tiene nada de desagradable, que parece que se les vaya el cerebro junto a la placenta al dar a luz... Sí, tener un hijo es precioso, pero seamos sinceras: el acto en sí de parir no es como tomarte un té con las amigas en una pastelería ideal. Resulta que hay un montón de cosas más que ocurren incluso antes de que abandones el hospital. Supongo que la mayoría de la gente se imagina que cuando has tenido al bebé, como ya has pasado por el infierno... lo demás es pan comido. Pero como yo sí me preocupo por tí, te haré un breve resumen.

¿Te he contado ya lo del sangrado? Eso sí que es horrible. ¿Sabías que puedes estar hasta cuarenta días sangrando? Ah... vale... que ya lo sabías ¿no? Claro, claro... por eso se llama cuarentena. Ya lo pillo. Bueno, da igual, el caso es que eso me lleva al punto siguiente, a la prenda de ropa interior favorita de las mujeres que acaban de dar a luz: Ains.... esas braguitas de usar y tirar de papel... ¿A que son fantást...? ¿A que son maravill...? ¡Son una full! ¿Sabías que las enfermeras entran de vez en cuando a la habitación para darte un masaje? ¡Sí, de verdad! ¿Y sabías que lo que van a masajear es tu tripa después de que te la hayan cortado y cosido?
Duele. Duele mucho. Lo hacen para que el útero se contraiga y no sangres hasta la muerte, lo cual es una idea genial, pero lo cierto es que la palabra masaje no lo describe demasiado bien. También es verdad que el hecho de que le llamen masaje uterino ya te debería haber mosqueado, porque en el spa no ofrecen ese tipo de masajes...
Lo mejor es cuando te dicen que antes de abandonar el hospital tienes que tirarte un pedo. Sí, sí… has leído bien. ¡Un pedo! Allí se toman los pedos muy en serio. Es raro, porque normalmente cuando la gente te pregunta si te has tirado un pedo, tú dices que no. Pero si en el hospital te mantienes en tus trece con la negativa, nunca te irás a casa y la gente te ODIARÁ. ¡A ver cómo lo haces con la familia, tu pareja y las enfermeras esperando a que lo expulses! 
Y otra cosa te puedo asegurar: tu vagina... jamás volverá a ser la misma. Porque... ¿qué ocurre cuando quieres retomar tu vida sexual? Porque la otra... tu antigua vida... tu vida normal.... ésa... ya no la recuperarás en la vida. 
La primera vez que yo volví a hacerlo con mi pareja, pensé:"¡Madre mía! ¡¿quién eres tú y qué has hecho con mi vagina?!" "Aquello"... no parecía tener la capacidad para albergar nada superior al tamaño de un lápiz... Una amiga me contó que a la prima de la hermana de una amiga suya... la cosieron totalmente y que cuando su pareja y ella intentaron tener relaciones después del parto... ¡por ahí no entraba ni un palillo! Tras varios intentos fallidos y más dolores, el médico les confirmó la realidad de los hechos: "Tranquila señora... igual que lo hemos cosido... lo podemos descoser". Y se quedó tan ancho.Yo te recomiendo que la primera vez que lo hagáis después del parto, os lo toméis con muchísima calma y un gran tubo de vaselina. Que si podéis llegar a la penetración, estupendo, pero que si no... pues tampoco pasará nada... al menos os habréis echado unas risas ¿no? Que esto no es una carrera.
Y, si tenemos en cuenta que hacer pis en un test de embarazo y guardarlo es el comienzo de la gran cantidad de cosas desagradables que harás como madre, no te debería sorprender ver cómo una vez que das a luz, tu umbral de soportar no sólo el dolor, sino también todo lo que tenga que ver con fluidos corporales, se vuelve muuuuyyyyy amplio.
Sólo imagina cuando ese maravilloso bebé cumpla los dieciséis años: imagínate su cuarto como una especie de cámara de gas, entre el olor a pies, el sudorcillo, la ropa sucia... Vamos... lo mismo que entrar en un spa.

Y ya sabes… sea el día que sea… ¡que pases un feliz fin de semana!



Comentarios

  1. Llevas toda la razón amiga. Te has olvidado de la parte maravillosa en la que si has decidido dar el pecho a tu hijo vas a ir chorreando leche como las vacas de Pascual y eso no te lo para ni los eróticos sujetadores de lactancia con discos empapadores incluidos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares